Comentario de música
Ian Anderson: el juglar resucitado
Mauricio Jurgensen
Fecha edición: 19-04-2005
www.electrocutas.com - The Jethro Tull Archive
Tour Date History
Costumbrista y virtuoso. Ian Anderson (57 años, escocés) corretea arriba de la tarima, como un juglar resucitado y en pleno estado de gracia. Con saltitos, cuentos y fraseos de tono medieval en flauta y guitarra. Junto a aquella institución del rock progesivo británico que es Jethro Tull (con quienes se presentó en este mismo escenario a fines de marzo del año pasado) o liderando una apuesta de tono sinfónico como anoche en el court central del Estadio Nacional (28 músicos de la Orquesta Sinfónica Metropolitana más cuatro de su banda de acompañamiento), Anderson evoca la misma postal: la de campiñas, paisajes abiertos, leyendas ancestrales y revisionismo instrumental de clásica marca europea.
Una fórmula que convocó a poco más de tres mil personas al recinto de Ñuñoa y que una vez más refrendó su notable aceptación entre la audiencia local. Consciente de la fidelidad del respetable, Anderson adornó una entrega en segmentos: un primer tramo de cinco temas acompañado sólo de su grupo de cuatro músicos donde descolló una elegante versión de Skating Away on a Thin Ice of a New Day, del álbum War Child (1974). Luego apareció una treintena de músicos en escena para justificar el cartel de esta nueva visita: "los clásicos de Jethro Tull en formato sinfónico".
Un recurso donde muchos han naufragado implacablemente, pero que sí funcionó con la opulencia del nicho con que Anderson y varios colegas de generación alcanzaron la fama. Sólo el débil nivel de volumen defraudó a los que esperaban un mayor protagonismo sonoro de la "Metropolitana", el nombre de fantasía que caratuló a los músicos doctos de la Orquesta Sinfónica de Chile y la Orquesta Clásica de la USACH.
Todo el equipo en escena completó 50 minutos, antes de un intermedio de un cuarto de hora (justo al cierre de esta edición) donde aparecieron las concesiones de Anderson con su fanaticada mayoritariamente adulta: Mother Goose, de Aqualung (1971) -probablemente el disco más exitoso en el extenso catálogo de Jethro Tull- y Bourée, clásica revisión de una pieza de Bach incluida en Stand Up (1969).
Las cumbres de una entrega que comulgó folk, paisajes de tono celta con un rock de matrícula clásica y de marca setentera. Un repertorio en baja frecuencia y con particular acento en el detalle y la ejecución, pero suficientemente evocador y bien cuidado como para emocionar a los viudos de un género casi extinto, pero que todavía goza de buena salud. Al menos para Ian Anderson, un músico que sigue viviendo cómodamente en el pasado, y para un público como el que llegó anoche al court central.
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